Ni

No, ni yo tengo tu marca ni vos la mía. No nos debemos llamadas del día después y ni siquiera un mensaje de "llegaste bien?". Podés desaparecer de la faz de mi planeta, si eso es lo que querés. Pero no esperes que, después de tu "No seas pendeja", te dé un abrazo, una sonrisa y tal vez deslice un te quiero.
Cambié la perspectiva, me contengo de largar ese mensaje vacío que quizá con otro hubiese enviado. Vos no, con vos no puedo. No me debés la simpatía, ni la despedida.
Guardo mis explicaciones y vos desparramás las tuya, no te preocupes, ya te dije... no me debés nada.
Ni los sábados, ni los domingos, ya no. No teníamos planes, no tenemos que cumplirlos.
Esa noche, las hormigas, el papel mal abollado, vos, el banco y yo, qué mala combinación. Dijiste que sin vos, no era yo, que te sentías identificado con lo que escuchaste de mí. No te confundas, ni te necesito, ni soy tu reflejo y no pretendo enamorarte. Quería verte mientras disfrutabas estar conmigo y al día siguiente, reírme del mensaje que sabías, no tenías que enviar.