viernes, 12 de marzo de 2010

Texto madrugador

Me gusta provocarte, que llegues a mi puerta y veas que no podés entrar.
Lográs deslumbrarme, todavía. Con tu borracha idea de volvernos a encontrar alguna noche de rock&roll, soñás con el pasillo obscuro y usas esos clásicos trucos excéntricos que me mantienen fascinada.
Me enamoro de lo que pudimos ser, de lo que me mostrás que hubiera sido, de cómo pensabas en cada detalle. Desde ese día lo sabía, estoy al pie del cañón y el pelotón de fusilamiento aguarda. Retomo, sin esperar nada de mí tenés más de lo que pedís, aunque digas que necesitás aún más y yo… creyendo en que mañana vas a entenderlo todo. Qué locas las historias de no amor, ya no va a ser de lo que escriba. Esta vez, es la última. Mandame el texto y despedite.