miércoles, 11 de marzo de 2009

Último asiento

Rompí cadenas, desaté nudos y me dejé llevar.
Sería imposible no decir que fuiste vos el que logró esto.
Los perfumes de la mañana me dan nauseas y
las interacciones en el colectivo me hacen reír.
A veces nos imagino en los asientos del fondo,
vos con tus auriculares y yo riéndome de tus caras de cantante, simulando tu guitarra.
Para qué apurarse, por qué la necesidad... te das cuenta por qué te amo?
La realidad supera a mi imaginación una vez más y
caigo en la cuenta... tenés razón.
Extravagante, diferente, raro con un toque místico y tu imagen de solitario.
A veces me pregunto si pudiera ser yo el affaire con el que soñás.
Tranquilo, es un viaje que no pienso pagar. Tus respuestas paulatinas me dejan sin aliento y el orgasmo de tu placer, hace sonrojar a un ser tan púdico como esa niña que te mira desde su infancia. Quisiera que ese que veo en el último asiento sentado junto a mi, seas vos, ese niño travieso que intenta violar el diario íntimo, donde mis confesiones más secretas se ocultan de tus manos enchastradas de chocolate.
No dejo de imaginarnos al final de ese colectivo, yo sacando los boletos y vos sentado allá. No me dejes escucharte, no me dejes hablarte, no me dejes dejarte...

1 comentario:

Nadie Nunca Nada.- dijo...

Ey, no sabía que escribías...y menos que lo hacías muy bien.
Cuando dijiste que no parecía que era yo el que escribía...a qué te referías? Sí, te pido explicaciones.
Saludos.-